Me acuerdo de ti tomando té. Nos gustaba el calor del agua pasar por nuestros cuerpos, sentir cómo calentaba el pecho. Hablamos por horas de cómo con el café no se sentía igual demasiado denso, solo con el té. Tengo unas ganas profundas de decirte que me quieras como tú quieras. No me importa tu falta de compromiso tu falta de cariño aunque poco esté. Porque te extraño y haría todo por tenerte de vuelta. Me detiene la idea, la verdadera razón por la que te dejé ir. nunca cambiarás y yo me hundiría en el proceso de amarte. Te amé con cada fibra de mi ser, con cada pensamiento ¿y tú? Me amaste a ratos, con sorbos de té que no tomabas muy seguido porque "es solo agua caliente" me amaste poco y !ay cómo te lo reprocho! Hay días terribles donde no quisiera no haberte conocido. Otros en los que agradezco tu presencia. Pero los peores días son esos que llegan con sabor a té de limón abren mis heridas, las troza. Te siento en cada punta de cada dedo de cada mano de cada pie. Te escucho en los comentarios de mis amigos fregados por la vida, preocupados, concentrados pensando en su siguiente movida. ¿Torre o alfil? Te veo en la oscuridad de mi cuatro inundado de insomnio. Negro, ansioso y con ganas de pensar en otro. Pero no hay otro. Existen los roces de Año Nuevo, las caricias de un abril futuro y los besos del agosto antepasado. Ninguno acapara tanto tiempo como tú amor potente, cambiante, voluble. En cada calle del centro histórico te he dejado un mensaje: Vete Sal No regreses. Y aún así en cada vuelta de sentido te huelo. Tabaco recién fumado pintura fresca hoja recién cortada. Parque Banca Pan lugares renombrados por ti por nuestros encuentros esporádicos, fríos, lluviosos. Busco patrones de los días compartidos... el último hacia sol. Te amo a la distancia de lejos sin otro culpable más que tú. Por esa esencia nunca comprendida necesidad bruta idiota de amarme en ti.