Me repetí mil veces: no le escribas. Las plumas se pegan a mi cuerpo, la hojas de papel se esconden en mi ropa mis palabras juegan con monedas en la bolsa del pantalón. Veinte kilómetros de distancia: estamos tan cerca más juntos que nunca, puedo olerte mi lengua sabe a noche europea a cerveza barata con tabaco de rolar. Te escribo porque estoy cerca.
